Es sabido el rígido control sobre la información que el gobierno cubano aplica contra sus ciudadanos.
Luego del "llamado" de Raúl Castro a hacer periodismo -o algo que se le parezca, versus la habitual propaganda triunfalista; de vez en cuando lanzo una sonda a los medios de la isla.
Esta vez el feedback fue una agradable sorpresa: En un artículo sobre juristas, donde se destaca esa aberración legal conocida popularmente como Ley de Peligrosidad, envío un comentario muy crítico... ¡y me lo publican!
Tomé un screenshot de los comentarios, porque es en sí una muestra de la evolución -aún tímida- no solo del periodista, también de los lectores; vean como <<hector>> comienza con la ya tradicional coincidencia total, pero finaliza criticando; el #3 << la cubana >> felicita al comienzo y termina con queja directa y personal: "la que me toco a mi deja mucho que desear [sic]". El #4 soy yo criticando y ridiculizando una ley que es uno de los más potentes instrumentos legales para la represión en Cuba.
Como lo cortés no quita lo valiente, destaco y celebro esta anomalía; porque en medio de la aridez un diminuto retoño es algo extraordinario.
Manuel Díaz Martínez me baja de esa nube con su Cuba: La prensa cautiva.
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