Es algo sencillo: Crear una biblioteca en la cárcel del pueblito.
Acá hay una tienda de artículos usados, que también vende libros; pero los que se quedan por un par de meses sin vender, los tiran a la basura. Y pienso que no está bien.
Hablé con el alcaide de la cárcel local, y me va a aceptar 100 libros -para probar, y "luego veremos..." dijo. Y en la tienda este viernes ya tengo cita con "la que corta el bacalao"; aunque -por lo menos los primeros 100, los voy a donar de mi biblioteca.
A veces es difícil desenredar las marañas burocráticas, aún más si vienen envueltas en uniformes de guardias carcelarios, pero muchas veces -la mayoría- dejamos de ayudar por desidia.
No espero "salvar" a esos cabrones que están encerrados con el milagro de la literatura, pero quizás alguno reencuentre en las páginas de este primer centenar que ya estoy empacando, una visión diferente de la vida; o por lo menos se supere y llegue a convertirse en un refinado "ladrón de guante blanco", jajaja.
"Books for Bad Boys" es una buena idea.
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