Aspirina migratoria de un general calibre .22

 Comentarios en JR, la mayoría con la guataquería habitual, y algunos irónicos como el #9

Si fuese un político profesional, diría que esta reforma migratoria raulista es un "paso positivo"; pero como soy un simple ciudadano veo las cosas desde abajo, a pie de calle, y mi interpretación no se basa en declaraciones oficiales más o menos novedosas y mezquinas, sino en que dice la gente común.

Apenas ayer hablé con una señora en Camagüey y al preguntarle cómo está la "cosa", me respondió:  
 -"¡Esto está insoportable, la libra de frijoles cuesta 16 pesos, la de arroz a 4 y los condimentos por las nubes!"
-"¿Y la carne?"
-"¡Ni hablar!"

Creo que para el cubano de a pie es más importante el precio de los frijoles (comida, ropa, transporte, vivienda...), que abstracciones como la democracia, libertad, derechos humanos, etc.

Más que demostrado está que el castrismo es incapaz de satisfacer siquiera las necesidades básicas de la gente; así al generalato raulista a falta de pan ofrece circo, y la promesa de permitirte abandonar el naufragio siempre que no oses culpar al capitán.

La llamada reforma migratoria anunciada hoy es un calmante social, otro truco de magia para mantener sedados y obedientes a los millones que piensan "esto está insoportable".

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Los perdedores directos de esta llamada reforma son los médicos y otros negros buenos*; tal parece que su complicidad con el castrismo no resultó tan ventajosa como les parecía.

Estos abanderados y fieles siervos del desastre ahora realizan que cualquier asere y nagüe de barrio el 14 de enero tendrá más derechos que un galeno-esclavo y otros "destacados" del Batey.
Espero que a los matasanos taínos se les permita seguir trabajando en barrios de malamuerte del 3er. Mundo a cambio de pacotilla.

El General, como siempre, es lento y se queda corto; un general calibre .22 y encasquillado.
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Yoani Sánchez y Laritza Diversent opinan en RM.
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*En tiempos de la otra esclavitud, un negro bueno era uno domado y obediente; los negros buenos tenían mejores trabajos; de cocineros, sirvientes, nodrizas, caleseros, etc, y -látigo en mano, hasta de esbirros de sus iguales.