Los parias de La Base, estaban alojados en Camp November.
"Noviembre" era el campamento de los que decidieron regresar a Cuba.
Al principio, regresar significaba "escapar al revés", atravesando a hurtadillas los campos minados; luego el regreso voluntario se organizó: Los militares distribuyeron unas planillas, y los solicitantes volaban en un cómodo y seguro avión de regreso a La Habana.
El problema era la cantidad que decidió regresar: Cerca de 2000 refugiados.
Regresar voluntariamente a Cuba no era una idea muy popular entre la mayoría de los balseros; los "arrepentidos" eran peor tratados que un cantinero judío en un bar nazi.
Ser un "Noviembre", era ser un reventa'o por las tetas, un desfonda'o, un culi-roto, un chivatón coño-'e-su-mare, un... un chiminicaco. Y no era para menos.
Y ellos hicieron lo suyo en reforzar el antagonismo; provocando a guardias y balseros, gritando vivas a sus añorados Revolución y Comandante en Jefe, pintando carteles con imágenes del Che y Fidel; y hasta el extremo de algunos que se tatuaron esos personajes. Así de abyectas sus urgencias de volver al redil comunista.
No puedo afirmar que todos, pero a la mayoría, si los cambiabas por mierda perdías el envase.
Un rumor corrió, de que uno de ellos atacó a un soldado, con un 2x4 envuelto en alambre cyclone; y que los guardias lo mataron. Esto no lo pude comprobar, ni era una noticia interesante para una lectoría balsera, así tampoco me esforcé en darle seguimiento al supuesto caso.
Cuando comenzaron los vuelos de regreso, Noviembre se calmó y cayó en la somnolencia de la espera; ya los provocadores no conseguían revolver la mierda, porque quien se portara mal, salía de último... y todos ellos estaban desesperados por regresar.
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Noviembre se reducía en cada vuelo, hasta que al final un grupo de cincuenta-y-tantos, fueron trasladados cerca del campamento Hunt, o India (no recuerdo cuál).
Para esa fecha, los rumores corrían por todo Guantánamo; de que algo se cocinaba en Washington, que nos iban a deportar a terceros países (los soldados, súbitamente, nos contaban cuán maravillosa es Korea del Sur. ¡Solavaya!
Los altos oficiales de La Base, a las claras, no se ocultaban para decirnos que la presencia de tantos civiles en su Navy Station no los hacía felices.
El Jefe del Comando Sur (Canal de Panamá), le advirtió al gobierno que esperase una sublevación balsera en el verano del 1995... y los balseros pidieron armas para fundar una República Balsera... increíblemente, un general americano nos apoyó en tal locura. La Base se convirtió en un manicomio de desesperados.
Otros balseros hablaban de volver a lanzarse al mar, esta vez rumbo a ... ¡Jamaica!
Los regresados desde Panamá y Gran Caimán añadían un peso insoportable.
Las fichas se estaban acomodando para llegar a una solución al dolor de cabeza, de tener a decenas de miles, encerrados contra su voluntad, y la de los propios soldados norteamericanos... o para caer en el caos.
A Gtmo. llegaron 7 mil marines y se trajeron tanquetas antimotines.
La cosa estaba tan caliente, que la pregunta no era SI iba a reventar, si no CUÁNDO reventaría.
Radio Martí nos recordaba a diario que nunca íbamos a entrar a los Estados Unidos; Más Canosa y el Exilio nos alentaban a resistir y nos prometían que llegaríamos.
Era una cacofonía difícil de entender para quienes procedíamos de un país, donde una sola voz ordena y decide por todos y sin apelación posible.
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En el grupito residual de Noviembre, había un muchacho, creo que hasta primo segundo de mi mujer es; un paisano de Holguín, del Valle de Mayabe. Un guajirito al que Guantánamo se le hizo demasiado grande.
El tipo era un analfaburro, pero no mala gente, y siendo casi familia; lo visité un par de veces.
La mañana del último vuelo para vaciar Noviembre, fuí a verlo, a eso de los 8:00am, porque el vuelo salía 2 horas después. Esta vez no lo hice para tratar de convencerlo a quedarse, si no para sentirme bien conmigo mismo; hasta le dije que podía traer un par de soldados para que lo sacaran custodiado del campamento, para evitar que los otros noviembrosos lo agredieran, pero me dió las gracias y se negó.
Una hora después, según me contaron, llegó la guagua que los llevó al aeropuerto. Eran cerca de las 10:00am cuando despegaron rumbo a La Habana.\
De regreso a mi cabaña, comenzó una llovizna que se volvió aguacero. Llovió como nunca en el desértico Guantánamo. Afuera, en la calle oigo que alguien grita ¡PolO, PolO! Era Jason, un americano, un civil del que se rumoraba era un G-Man, y no era muy querido por los guardias.
Jason estaba empapado, pero saltando de contento me dijo que habían muy buenas noticias, que prendiera la radio; y se fue saltando y haciendo monerías, como un niño... Jason es un tipo bueno, al que su propia gente le hicieron una cabroná (se lo cuento luego).
Esa fue la mañana del 2 de Mayo de 1995; y al mediodía la radio anunciaba que los refugiados cubanos en Guantánamo Bay entrarían a los EE.UU.
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Mi mujer, la prima del noviembroso, luego me contó que el tipo aterrizó en La Habana y los llevaron a Villa Marista, donde un oficial del G-2 tuvo el placer de informarles que Cuba y EE.UU. acababan de anunciar un acuerdo migratorio, dentro del cual todos los balseros en Gtmo. obtendrían visas americanas.
Dicen que el tipo ahora se dedica a pescar tilapias, y venderlas para comprar Chispa-'e-Tren.
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