Este es un cuento felíz... de valor personal, amor familiar y muchísima suerte.
A la India llegaron 2 jóvenes después que cerraron y terminó el balsazo.
Estaban ilegales en Gitmo, porque supuestamente, los que arribasen luego del 12 Septiembre ya no eran parte del éxodo, ni tampoco les darían la pulsera con el microchip de identidad; lo cual era total crap, porque muchos, aunque llegamos en Agosto (fuí uno de ellos); estuvimos toreando a los guardias por un par de meses, evitando que nos remacharan la cabrona pulserita de marcar ganado.
Volviendo a los 2 cubiches: ellos entraron por la bahía, nadando; y luego de que consiguieron su microchip; regresaron a Cuba (creo que eran de Matanzas o Las Villas), y trajeron a sus mujeres, nadando y por el mismo lugar; y eso que una de ellas no sabía nadar, pero las montaron en una balsita inflable, y las pasaron bajo las narices de los guardafronteras taínos y yumas. Toda una familia de hombres-ranas con sus ranitas a remolque.
Luego de enterarme de aquello, y cada vez que oigo a un aserecó insultar a otro calificándolo de rana; no me contengo y le aclaro que las ranas son unas cojonúas.
amen!
ResponderEliminar-Contra no me enteré de esa....
ResponderEliminarBuenísimas tus historias, Polo!!! Házme otra, dale.
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